La piel es un órgano muy sensible, y factores rutinarios como el contacto con el perfume, las dietas, los lavados demasiado frecuentes o incluso el estrés pueden dejarla seca e incluso agrietada. Las temperaturas extremas, tanto el frío como el calor, resecan nuestra piel y la dejan tirante. Esta sequedad se debe a que el estrato córneo está dañado y no puede realizar correctamente su función de barrera.
La capa más externa de la epidermis está formada por corneocitos, células que contienen proteínas de queratina, lo que proporciona a la piel una mayor flexibilidad e hidratación. Los corneocitos también ayudan a retener el agua en la piel (ayudados por los lípidos intercelulares) gracias a un factor que los expertos denominan Factor Natural de Hidratación (FNH). En otras palabras, el aspecto seco y dañado se debe a la acumulación de células muertas en la capa externa de la piel.
Para que veas de una forma más clara lo que le ocurre a tu piel cuando no está bien hidratada, piensa en una esponja. Una esponja está áspera y rugosa cuando está seca, sin embargo cuando entra en contacto con el agua se vuelve blandita y delicada. ¡En tu piel ocurre lo mismo! El contacto con el agua hace que tu epidermis se vuelva suave y agradable, por ello es tan importante mimarla e hidratarla como es debido.
Quizá te estés preguntando en qué te puede ayudar exactamente el agua. ¿Tanto influye a la hora de conseguir una piel perfecta? ¡Mucho! El agua es fundamental para mantener una piel saludable. Un cuerpo bien hidratado mantiene mejor el tono de la piel y tiende a tener menos flacidez. Además de esto, uno de los motivos principales por los que beber agua es clave para tu salud y para tu piel es que evita la deshidratación.
Una piel deshidratada se vuelve áspera, seca y con grietas. ¡Evítalo a tiempo! Si quieres una piel bonita y llena de vida, tan importante es aplicarse cremas hidratantes como consumir agua suficiente. Sustituye los refrescos por agua y rechaza el alcohol siempre que puedas, ¡tu cuerpo te lo agradecerá! Una buena idea para evitar la deshidratación es llevar una botellita de agua siempre contigo, especialmente si sabes que te vas a exponer al sol.
Hidratación por dentro y por fuera
¡Hidrátate todo lo que puedas! Una piel bien hidratada tendrá un aspecto luminoso y lleno de vitalidad. ¡Justo lo que buscamos! La tan temida sequedad, así como las asperezas, son factores que debemos evitar a toda costa. Para ello lo ideal es ayudar a nuestro organismo e hidratarnos tanto por dentro como por fuera todo lo que esté en nuestras manos. La capa superficial de tu piel la puedes hidratar directamente con cremas. Una buena hidratante te ayudará a proteger tu piel de las temidas amenazas externas.
El agua supone cerca de dos terceras partes de la superficie terrestre. ¡Y en tu cuerpo casi igual! No esperes a tener sed para beber agua, ya que ese es el primer signo de deshidratación. En lugar de eso bebe un vaso cada rato aunque no notes sed. ¡Es bueno para ti! El agua actúa como diurético y además ayuda a luchar contra la retención de líquidos.
Convierte el líquido elemento en tu mejor aliado para conseguir una piel perfectamente cuidada, hidratada y luminosa. Fuente